Por:
Rebeca Mejía
Una buena película nos saca del
aburrimiento y/o de la preocupación. Ambos factores los estamos padeciendo
desde hace dos meses aproximadamente, de ahí que decidiera durante varios fines
de semana consecutivos ver mis “churros” favoritos o bien, ponerme al corriente
con aquellos que había dejado pasar para “cuando no tuviera nada que hacer”.
Son muchos los factores que intervienen
para calificar a una buena película, desde los contrastes que implica su éxito
en taquilla y los comentarios de la crítica especializada, hasta los intensos
debates que contraponen el arte y el entretenimiento. Por fortuna, Pauline Kael
nos recuerda que “los churros no pertenecen a la tradición académica y esa es
parte de la gracia de los churros: que usted sabe –o debería saber- que no se
deben tomar en serio, porque no intentó ser algo más que un entretenimiento
frívolo y fútil”.
De acuerdo a la anterior definición dada
en su ensayo Churros, arte y cine (Trash, Art, Movies, 1969), la crítica de
cine aprovecha la ocasión para hablar de lo fuera de lugar que están algunos
análisis serios a creadores como Hitchcock o Von Sternberg que dejan fuera el
hecho de que algunas de sus películas eran invenciones juguetonas y a menudo
deliberadamente absurdas. También habla de películas como 2001: Odisea en el espacio que “utilizan técnicas artísticas para
darle al churro en su apariencia exterior la fachada del arte”. Keal llega a la
conclusión de que no confía en las personas que afirman nunca haber disfrutado
algún “churro” americano, como si esto fuera más prueba del buen gusto que de
una actitud snob.
En México se ha dicho que “se conoce
como un churro cinematográfico a aquellas producciones que a todo el mundo
gustan y que terminan siendo grandes éxitos a pesar de que carecen de
complejidad o arte”. Aquí regresamos al factor del éxito en taquilla; pero hay
que reflexionar que una película taquillera no implica que se trate necesariamente
de un “churro”, tomemos como ejemplo El
crimen del padre Amaro (2002).
Sin embargo, ha habido un incremento de
“churros” como las producciones más taquilleras en México, entre las que se
encuentran: No se aceptan devoluciones
(2013), Nosotros los nobles (2013), No manches Frida 2 (2019), ¿Qué culpa tiene el niño? (2016), Mirreyes vs Godínez (2019), No manches Frida (2016), Hazlo como hombre (2017), Ya veremos (2018), La dictadura perfecta (2014) y Cásese
quien pueda (2014).
Características en común que envuelven
la trama de estas películas es la presentación y separación de personajes desde
una perspectiva machista, clasista y estereotipada; además de respuestas muy
tradicionales a dilemas morales o situaciones cotidianas como el embarazo, el
desempleo, la maternidad, la paternidad, el trabajo, el matrimonio, etc. Más de
una de las mencionadas logró sacarme la carcajada o me hizo identificarme con
la buena actitud de los personajes para salir de sus inverosímiles situaciones.
La complejidad de las películas palomeras o churro es muy extensa. Tenemos también aquellas que fueron hechas
deliberadamente para entretener a los grandes públicos y que con el tiempo se
convierten en películas de culto como las de El Santo o Psicosis.
Actualmente abundan los rankings y
listas de los “mejores churros” tanto en estudios serios, artículos de cine o
sitios como Letterboxd. Algunos de
los requisitos que se repiten a la hora de calificar a una película como un
“buen churro” son: que se disfrute de tan mala que es, que no reflexione mucho
sobre sí misma y las malas críticas que recibió al momento de su estreno. Aun
así, nos es fácil definir las “buenas malas películas” tanto porque pueden
llegar a ser revaloradas como porque pueden abarcar a casi cualquier otro
género sea comedia, drama, acción, ciencia ficción, etcétera.
Para terminar dejo algunos de mis churros
favoritos que me brindan distracción y que están disponibles en diversas
plataformas. En habla inglesa: Godzilla
(1998), White Chicks (2004), Clueless (1995), The House Bunny (2008) y Space
Jam (1996). Mexicanas: La boda de mi mejor amigo (2019), Nosotros los nobles (2013), Matando cabos (2004), Cansada de besar sapos (2006) y Rudo y cursi (2009). Imposible tener una
lista definitiva pero ¿cuáles son, estimado(a) lector(a), sus “churros”
infalibles para esas tardes de ocio?
Twitter:
@RbkMej
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