Por: Rebeca Mejía López
Publicado en La Gualdra La Jornada Zacatecas
03/07/18
Para
la 6ª Generación del Doctorado
en
Historiografía -UAM
Es la primera vez en casi
diez años que me decidí a votar. ¿Por qué? Esta contienda electoral fue larga y
aleccionadora en más de un sentido y más de un medio. Fueron muchos los
factores que me llevaron a ejercer mi “derecho” al voto. En primer lugar, mi
formación como historiadora y la reciente reflexión de la historia pensada no
más como una ciencia ni como un proceso lineal y acumulativo, sinónimo además
de progreso. El abandono de esta lectura de los procesos históricos, fue un
factor decisivo. Por supuesto que hay progreso, y claro que la historia sirve,
pero es importante ver al primero más como un caballito de ajedrez, el cual se
mueve, pero nunca en el mismo sentido, pues hay regresiones, radicalizaciones,
cambios de último minuto, pero nunca en la misma dirección. Aquí, abuso del
parafraseo a Lévi -Strauss.
En segundo lugar, ante el
abandono de esta visión de la historia científica, acumulativa, “historizante”,
lineal y concientizando que nociones como Nación y Estado son construcciones
que se han servido de distintos mecanismos desde el siglo XIX, incluidos la
historia y el historiador, me obligué a ver la distintas discusiones que se
gestaron en esta contienda electoral, tantas como fuera posible, pensando en
que la realidad es simultánea, aunque el relato del historiador continúe, en la
mayoría de las veces de manera progresiva y causal. De ahí mi lectura a
distintas voces, y por distintos medios, desde Enrique Krauze, Roger Bartra, Christopher
Domínguez, Heriberto Yépez, pasando por YouTubers como la Mars o Chumel Torres.
Escuchaba además la opinión de las personas cercanas a mí: familia, vecinos, la
persona que me da servicio en el Oxxo, pero quizá una de las más decisivas, la
discusión gestada con amigos, compañeros y maestros de Posgrado.
Una de las lecturas que
predominaban tanto en medios de comunicación, como en la cotidianidad es la
vuelta de una especie de “hijo pródigo” que, el partido ya saben cuál, decidió
recibir con brazos abiertos y dejarle el camino libre en su llegada. Esta
lectura, es una incomodidad que será permanente durante los siguientes seis
años, por tal vez, haber llevado a cabo un voto voluntario ante solo un cambio
de fachada institucional, por demás brillante y maquiavélico.
En tercer lugar, fue
crucial el debate suscitado con mis compañeros de Posgrado en donde lejos de
alabar a un candidato, porque México “claro que merece algo mejor”, se discutió
el por qué no votar por los demás contendientes por su hipocresía, su falta de
conocimiento de las condiciones del país, así como su dudosa trayectoria
política. Una frase contundente me dejó pensando: “el 68’ si ocurrió y México
ya no es el mismo”.
Por último, pero no menos
importante, el ver cómo la sociedad se dio el tiempo de participar. De querer
respetar la vía institucional, aunque sea una construcción, aunque sea
impuesta. Esto sin duda me motivó a ir a las urnas, evitarme el eterno reproche
de mi falta de “conciencia” por no ir a votar. Lo cierto es que la historia no
es sinónimo de progreso, la historia son distintos procesos simultáneos. De ahí
que me haya permitido esta excepción de ir a “decidir”, pues, imposible saber
con certeza los resultados a largo plazo de esta decisión individual y
colectiva.
Habrá que esperar, seguir
discutiendo, seguir observando la realidad. Algunas condiciones rebasan el
mismo sistema político mexicano, pues nos encontramos en la “era de la
globalización”. Seguir buscando vías alternas para que México sea otro, del
mismo modo abandonando esta idea de progreso acumulativo y causal, será clave.
Pero también, en esta nueva lectura de la historia que hago, el regreso a la
desobediencia pacífica de abstenerme del voto es válida. Sólo el tiempo y la
posterior participación colectiva, en distintos medios, me conducirá a nuevas
reflexiones y prácticas. El historiador y la historia han sido utilizados para
cierta idea de Nación, de Estado, de Identidad… estos mismos mecanismos son
capaces de repensarse y dar paso a nuevos cambios tanto epistemológicos como
prácticos (¿acaso la búsqueda que se cree perdida de la utopía democrática?)
Independientemente
del resultado electoral. El resultado general es histórico. Todos contribuimos
desde lo micro a lo macro. Todas las voces cuentan, ahora más que nunca. No
puedo evitar sentirme conmovida. Que esta sensibilidad, no se apague desde
distintos medios, desde distintos puntos de vista. Porque eso nos lleva a movernos,
a reconstruirnos.
Twitter: @RbkMej
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