Por:
Rebeca Mejía López
Recordemos
que luego del movimiento de independencia en México, el primer (intento de)
gobierno fue una monarquía moderada proclamada por Agustín de Iturbide, basado
en el Plan de Iguala. Desgraciadamente Iturbide y su gobierno cayeron en el
lado oscuro de la historia oficial y aunque ha sido rescatado por la academia,
especialmente por los historiadores, lo cierto es que se desconoce, de manera
general, la conexión entre el periodo iturbidista y la Constitución de 1824.
Un
elemento importante del gobierno de Iturbide, es que fue resultado de la fusión
de la herencia virreinal con las ideas ilustradas y modernas que concluyeron en
una monarquía moderada como forma de gobierno. Pero, ¿qué significaba esto? El
monarca debía respetar la constitución y a los diputados representantes de las
provincias. Entonces, ya no todo el poder de decisión y representación
(¿soberanía?) quedaba en manos del rey.
Los
desacuerdos entre Iturbide y el congreso no se hicieron esperar, los cuales
terminaron con el encarcelamiento de aquellos diputados que no apoyaban las
decisiones de Iturbide así como, finalmente, el acuerdo de anular el imperio
mexicano exiliando a Iturbide y a su familia. Un análisis superficial del
periodo nos dice que precisamente este conflicto soberano fue una de las causas
principales para el fracaso del primer imperio mexicano, deben considerarse,
sin embargo, otros aspectos tales como el deterioro económico y agrícola en el país,
los intentos de independencia de algunos estados, la pérdida de territorios,
así como la inexperiencia de los diputados en un nuevo orden político.
Sobre
esto último, es importante resaltar que muchos diputados fueron actores
políticos y, también, autores políticos, que retrataron lo que vivía el país en
sus obras. Autores como Lucas Alamán, Carlos María Bustamante, José María Luis
Mora y el casi olvidado zacatecano José María Bocanegra, ante el fin del
gobierno iturbidista expresaron sus opiniones respecto al sistema federal
republicano.
Lo
cierto es, que antes de que se
instaurara el sistema federal, y quizás durante el mismo, muchos manifestaron su
escepticismo, debido a que era un sistema que era propicio para naciones
avanzadas, como Estados Unidos, y no en formación, como en el caso de México.
Por otro lado, se temía que si en el sistema federal la soberanía correspondía
a la nación manifestada en su representación, pero al mismo tiempo, los estados
eran libres y soberanos esto abría la posibilidad de una fragmentación
territorial, cultural y social que México no se podía dar el lujo de tener
luego de los estragos del movimiento independentista, la tarea principal era
dar unión e identidad a la naciente nación mexicana.
Finalmente, luego de largos debates, se promulgó el Acta
Constitutiva de la Federación en 1824, que sería la base para la Constitución
de 1824, en la cual se estableció una forma de gobierno republicana,
representativa y popular, dividiendo el poder legislativo, ejecutivo y
judicial. Proclamando, además, la religión católica como la única y oficial. El
poder ejecutivo quedó en manos de una sola persona y existía la
vicepresidencia, quedando dividido el país en 19 estados y 5 territorios.
Sin embargo, el rasgo más interesante, en mi opinión, fue
la resolución al problema de la soberanía: la soberanía reside radical y
esencialmente en la nación, y por lo mismo pertenece exclusivamente a ésta el
derecho de adoptar y establecer por medio de sus representantes la forma de
gobierno y demás leyes fundamentales que le parezca más conveniente
y, al mismo tiempo, sus partes
integrantes son estados independientes, libres y soberanos, en lo que
exclusivamente toque a su administración y gobierno interior.
En
teoría se escucha bien, pero entonces, ¿por qué fracasó el orden federalista
republicano? Ya existían antecedentes de aires centralistas en algunos estados
como Jalapa y Yucatán. En 1829 otros estados como Veracruz y Puebla no tardaron
en unirse a la inconformidad manifestada por Jalapa calificando al sistema
federal como ilegítimo. Ante esto, Vicente Guerrero hizo frente a las tropas
dejando instrucciones al Congreso, antes esto, José María Bocanegra fue elegido
presidente provisional de México, aunque no duró más de una semana en el poder,
las fuerzas centralistas habían tomado fuerza. Más adelante, la publicación de
“Las siete leyes” y el poder de la oposición conservadora culminaron en las
bases orgánicas de 1843, hubo un proyecto para constitución pero este no
perduró.
Por
último, las reformas de 1847, la Guerra contra EE. UU., así como las
debilidades del sistema centralista fueron los ingredientes clave para la
vuelta al sistema federal, establecido en la Constitución de 1824. Luego de
algunas reformas la constitución de 1857 vio la luz, la cual perduró, junto con
el sistema federal, hasta que ocurrió una revolución muy distinta, que tuvo
otro fin constitucional en 1917.
Twitter:
@RbkMej

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