Por: Rebeca Mejía López y David Valerio Miranda
Publicado en La Gualdra La Jornada Zacatecas
11/06/18
El
siete, número mágico y enigmático, que se ha asociado a la suerte, la fortuna,
lo divino, lo peligroso y la aventura. En esta ocasión, recordamos el séptimo
capítulo, de la primera parte de El Quijote
de Cervantes. Crucial para el desarrollo de la obra, pues narra hechos de no
menor importancia, por ejemplo, se intenta curar a nuestro héroe de su locura, tomando
como medida pasar por el fuego su amada biblioteca compuesta por libros de
caballería, novelas pastoriles y poesía heroica.
Don
Quijote tras el fracaso de su primera salida, detecta lo obvio: la falta de un
fiel escudero. Y es aquí donde aparece por primera vez, Sancho Panza, al que se
le describe como un labrador vecino. Así, el plan de la segunda salida de
nuestro caballero andante, se consolidó luego de asegurarle a Sancho que le
podía suceder ventura que ganase alguna ínsula, y convertirse en su gobernador.
Sin despedirse ni Sancho ni Don Quijote, una noche se salieron del lugar sin
que nadie los viera, tomando el camino por el campo de Montiel.
Curiosamente
el capítulo siete de la segunda parte coincide en forma y fondo de nuevo, pues
se desarrolla un segundo intento por curar a nuestro héroe e impedirle seguir
con sus aventuras. Sin embargo, el plan urdido por el bachiller y el ama,
fracasa, dando oportunidad a Quijote y Sancho de embarcarse en su tercera
salida. ¿Simple coincidencia o magistral jugada de Cervantes? En su séptimo
aniversario, deseamos a La Gualdra, que
sea sólo el inicio de extraordinarias aventuras.
Twitter:
@RbkMej
@ValerioMirand
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