Por: Rebeca Mejía López
Publicado en La Gualdra La Jornada Zacatecas
13/04/16
Liliana
Blum (Durango, 1974) es autora de la novela Pandora
(Tusquets Editores, 2015), de la novela breve Residuos de espanto (2013) y de los libros de cuentos Yo sé cuando expira la leche (2011), El libro perdido de Heinrich Böll
(2008), Vidas de catálogo (2007),
entre otros.
Su
más reciente entrega, El Monstruo
Pentápodo (Tusquets Editores, 2017) nos trae la historia de Raymundo
Betancourt, ciudadano modelo, profesionista honesto y responsable, solidario y
comprometido con el bienestar de la comunidad. Pero como la vida no es sólo
trabajo, se permite ciertos placeres como los chicles de canela, el whisky y
las niñas que mantiene cautivas en su sótano.
Raymundo
es una persona con una conducta intachable, nada sospechoso lo cubre, tiene un
trato cordial con su hermana, se suma a distintas actividades de asistencia
social e incluso mantiene una relación amorosa con una recepcionista. Liliana
Blum coloca al filo de la navaja a su espectador con una técnica narrativa que
va de lo epistolar al relato en primera persona, mostrándonos un retrato íntimo
de cada una de las mujeres que circundan al protagonista, así como la mente
perversa, pero atractiva de éste, que nos lleva a explorar el actuar de cada
uno de los personajes.
Con
Aimeé experimentamos aquel amor profundo, como sólo puede sentir alguien que ha
pasado años en el rechazo, en la invisibilidad. Todo por una condición
fisiológica que algunos han incluso ridiculizado. Sin embargo, cualquier mujer
que haya tenido inseguridades por su físico y que se haya reprochado el rechazo
amoroso que sufre debido a que no cumple con los estándares de belleza podrá
sentirse identificada, evidenciando las consecuencias de aquél amor por el que
haríamos cualquier cosa.
Con
Julie, una mujer que, con el pasar de los años, ha perdido el atractivo y la
inspiración por vivir. La hermana, la esposa, la madre, la víctima. Muchas
mujeres en una sola, que sacude, que muestra el fiel retrato de todo aquello en
lo que podemos convertirnos.
Con
Cintia, aquella niña que todas fuimos alguna vez; la inocencia, el placer en
las cosas más simples como un helado, un paseo en el parque o un perrito. Pero
también, la confusión, el miedo, el desconcierto ante el primer abuso que,
muchas, hemos experimentado también.
Con
Susana, madre de una niña, divorciada, que gusta de un café con sus amigas y un
buen manicure. Aquella que es despojada, súbitamente de lo más preciado. La
angustia, la culpa y la pérdida de sentido que sufre, hace padecer al lector de
igual forma.
Todas
mujeres, todas rodeadas del mismo monstruo. Pero, todas también, con algo
deforme por dentro. Una vez más, la autora nos pone de frente con nuestra
propia naturaleza, ¿quiénes somos?, ¿qué tan monstruosos somos?, ¿nos
atreveríamos a reconocer nuestros prejuicios y tabúes autoimpuestos y liberar
nuestro monstruo?
Blum,
logra combinar con maestría los elementos más significativos del thriller, lo
gótico, lo erótico, lo perverso, lo marginal y la naturaleza humana en su
narración. Además, la autora nos muestra sus influencias, a través de epígrafes
donde Nabokov, Glatt, Tropper e incluso Lars Von Trier nos advierten que si
continuamos leyendo es, bajo nuestro propio riesgo. El Monstruo Pentápodo es claro ejemplo de que la autora comienza a
consolidar un estilo propio, que venía mostrándose en publicaciones anteriores,
ahora con una entrega mucho más refinada.
La
multiplicidad de voces que dan movimiento al relato de Blum, es precisamente lo
que convierte a esta novela en un monstruo que atrapa sin percatarnos. El
lector no devora el relato, sino el relato al lector. Y, sin embargo, cuando
éste termina, deseamos más. Con esta obra, Blum se coloca como una de las
escritoras de novela negra más significativas de la narrativa mexicana de los
últimos años.
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Twitter: @RbkMej

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